Hoy vengo a hablar de uno de mis conciertos favoritos. Sólo hablaré del primer movimiento, por ser el que más y mejor conozco, y sobre todo, el único que domino.
Se matiza Moderato, pero debiera llamarse Allegretto Moderato, pues su carácter acelerado se parece más a un pájaro joven que quiere comerse el cielo en sus primeros pero ya seguros vuelos que no un ave segura y serena.
El concierto empieza con una exposición de los motivos del concierto, que se irán desarrollando a lo largo de toda la obra. Podemos apreciar aquí el carácter de la obra, siempre en forte, fortíssimo, o mezzoforte que nos da una idea general.
Cuando el cello entra, con un acorde en do mayor, que usa para el inicio de las dos primeras frases, se lleva automáticamente el protagonismo, arrebatándolo a la orquesta con un sonido directo y siempre usando acordes, que den idea de lo flamígera de la obra.
Más tarde, acoge un tono más suave, donde podemos apreciar la técnica del chelista, que va in crecendo desde un piano a un forte, usando muchos trinos en posiciones no especialmente cómodas y alternando mucho el movimiento ligado con los ataques de notas sueltas.
Podemos apreciar a lo largo de toda la introducción también muchos pianofortes, que dan carácter a las frases, como desniveles en una carrera. Todo esto en sólo los primeros 39 compases.
A partir del compás 40 podemos observar una fórmula muy recurrente de toda la obra, lo que yo llamo un acelerado involuntario donde el músico, a base de varios cambios de posición y muchas notas en estructura repetida, consigue un efecto de pomposidad festiva, luego, con una tensión gloriosa, vamos disminuyendo hasta volver a un fortíssimo que nos re-encumbra hasta la cima de la tesitura. Esta fórmula se repetirá a lo largo de todo el movimiento.
Durante la segunda parte, vemos las mismas fórmulas que ya hemos explicado, pero con la tonalidad y las tesituras más agudas, y apoyándonos más en la orquesta en las partes graves, siguiendo su mecido, que lleva acompañando desde el principio.
En el compás 67 encontramos un tema diferente, con unos altibajos de una interesantísima ejecución, ya que podemos hacer con el segundo motivo que se nos da lo que queramos, podemos cambiarlo y hacer algo totalmente legato o seguir con el ataque que llevamos en las previas 16 notas. Yo aconsejo el legato, primero por su contraste y segundo como demostración técnica, que además, al final de esta sección, a partir del compás 71, nos ayudará en los grupos de semicorcheas unidas de 3 en 3 a mantener una sintonía. Yo mismo he probado a llevar toda la sección hasta ahí en ataque, y es imposible mantener una coherencia respecto al fraseo y al carácter: es como correr enfadado y de repente andar rápido sonriendo. No es coherente.
Este tema se va oscureciendo y oscureciendo durante los compases siguientes, hasta llegar al 77, que de repente cobra una limpidez que debemos interpretar con la mayor de las alegrías posibles, aprovechando los sonidos claros, el espacio entre unas notas y otras, para recrearnos, sin necesidad si quiera de vibratos ni adornos, e incluso, si podemos, debemos incluir en la nota "mi", que repetimos dos veces en esta estructura, armónicos, para darle cristalidad a la sección.
Volvemos de nuevo a un descenso, acabado esto, con un ataque a dobles cuerdas y trinos, muy agresivo en comparación a lo que hemos interpretado, que da lugar a la ya comentada serenidad regia de la estructura siguiente, en el compás 82-83 en adelante, que acelera y acelera hasta acabar en el compás 88 con un crecendo mientras subimos en escala y acabamos con una cadencia que se soluciona agresivamente en un acorde de la 3ª menor.
La última hoja de este movimiento, y última parte en sí, corresponde claramente a un tempo primo desarrollado, que enrevesa un poco lo hablado en la primera parte, adornándola, y haciéndola muy decorada, con muchísimos altibajos, trinos, y movimiento acelerado que debemos interpretar con, si cabe, más alegría que las secciones finales.
Hemos de interpretar esto como si una traca de fuegos artificiales en una celebración palaciega junto a un lago se tratase. Muy alegre, sí, pero muy correcto también.
No incluyo las cadencias porque considero que son algo personal, que debe tratarse y arreglarse entre el director y el propio músico.
Buen trabajo
ResponderEliminar